es conocido que el petróleo es un combustible cada vez más difícil de obtener,
caro y escaso y que en un futuro nuevas fuentes de energía están llamadas a
coexistir con él y finalmente sustituirlo. Además, la gran dependencia de la
economía mundial de este combustible fósil crea tensiones, dudas, especulación,…, sobre todo de los
países industrializados y también los emergentes, estos últimos crecen a ritmos
muy rápidos, con lo cual la demanda esta aumentando de forma exponencial.
trabajando en diferentes frentes tecnológicos y de innovación para dar
alternativas validas. En el caso del transporte, una de las opciones actuales,
ya en uso, es el gas natural vehicular GNV
(se puede usa en estado licuado – GNL –
o comprimido – GNC -). En las últimas
dos décadas, muchos de vehículos de transporte urbano de viajeros y recogida de
residuos, usan este combustible (+/- 2.500 vehículos pesados en España). Estos vehículos emiten menos CO2 que los
tradicionales, reducen el nivel de decibelios de ruido de motor frente a un
diesel y tienen libre acceso a las zonas urbanas con restricciones (normalmente
ejes comerciales, centros históricos, …).
A nivel económico, todo y el coste de
adquisición mayor, así como costes de mantenimiento algo superiores a un vehículo
normal, merece la pena la inversión incluso teniendo una previsión de cambiar el vehículo
en 4/5 años.
creando una serie de corredores “verdes” que garantizarían el acceso al GNV en
distancias máximas de 400
kilómetros para de este modo mejorar la autonomía en los
trayectos largos. También grandes multinacionales españolas a través del proyecto
GARnet estudian las mejores alternativas para el desarrollo de una red de
distribución de estos combustibles.
país, todo y la difícil situación del sector, algunas empresas han adquirido
unidades propulsadas con GNL y diesel. Cuando no se dispone de gas, el vehículo
hace uso exclusivo del diesel, con lo cual el vehículo se puede usar para largo
recorrido y no solo trayectos cortos como en el pasado.